Por Simone Bruno - Colombia
Difícil creer al general Justo Eliseo Peña, comandante de la tercera división del Ejército Colombiano, que aseguró, en una entrevista con La W Radio, que un grupo de soldados campesinos disparó por error contra la camioneta de la Cric (consejo regional indígena del Cauca), en el cual usualmente se moviliza la líder Aída Quilcué.
A menos que el general no se refiera al error de haber matado al esposo de Aída y no a la líder indígena.
La camioneta iba a recoger la consejera mayor Aída Quilcué en Popayan cuando a las 4 de la mañana fue refagueada por hombres del Ejército Nacional mientras pasaba por la finca San Miguel de propiedad del Señor Bolívar Manquillo, en la vereda Gabriel López del municipio de Totoró. “En esta finca hay presencia permanente de tropas del ejército Nacional” afirma el comunicado de la ACIN (asociación de cabildos indígenas del norte del Cauca).
A su interior iba una misión medica y Edwin Legarda, esposo di Aída. Los 17 golpes disparados contra el vehículo han tenido impacto en los lados y en la parte frontal, cosa que contradice la versión oficial, según la cual los militares dispararon porque el carro no paró en un retén. Edwin recibió 3 balas, una en el tórax y dos en las piernas. Llegó vivo en el hospital de Popayán en donde murió poco despues.
La Cric y la Acin confirman que testigos oculares aseveraron que en el área no había ningún tipo de retén militar. La misma Aída Quilcué dijo: “el atentado era para mi" y agregó que "ante este vil atentado, que reafirma el cumplimiento de las amenazas reiterativas al CRIC y a la ONIC, por atrevernos a contar, movilizar, desalambrar senderos y pensamientos, denunciar la crisis humanitaria y genocida que viven nuestro pueblos, no nos callará, por tanto el claro que el atentado contra el CRIC es un atentado contra la ONIC, el Movimiento Indígena colombiano y a todos aquell@s que nos atrevemos a proponemos cambios desde el sentir de los pueblos".
Hoy es el 16 de Diciembre, y recurre también el decimoséptimo aniversario de una de las masacre más violenta y simbólica perpetrada contra los indígenas del Cauca. La masacre del Nilo, en la cual agentes del estado han matado 20 comuneros, incluidos mujeres y niños. Por esta masacre el estado ha reconocido su responsabilidad, pedido perdono y prometido reparación individual y colectiva, que hasta hoy no ha cumplido.
La Consejera Mayor había regresado a penas ayer desde Suiza, como una de las delegadas de la ONIC (organización Nacional Indígena Colombiana) ante la asamblea de evaluación de los 60 años de la ONU".
Era entonces fácil imaginar que se seria desplazada en este misma camioneta por este mismo camino que cada día recorre. Este hecho y la fecha simbólica del 16 de Diciembre asombran de dudas la versión oficial del error.
Desde que se supieron los hechos los indígenas han rodeado la base militar en Totoró pidiendo la admisión de responsabilidad y de juzgar los responsables según las leyes ancestrales, como previsto por la constitución Colombiana.
El presidente de la ONIC Luis Evelis Andrade denunció a la agencia Efe que las amenazas contra los pueblos del suroeste, se incrementaron desde la reciente "minga" por efecto de los señalamientos por parte de altos cargos del Gobierno del presidente Álvaro Uribe.
Este atentado se enmarca efectivamente en una serie de hechos y amenazas, como las ordenes de capturas contra los coordinadores de la guardia indígena, y el asalto contra la radio comunitaria Pa`yumat en el Cerro de Munchique Los Tigres, donde están ubicados todos los equipos de transmisión y la antena. Una estrategia de “agresión integral” contra los indígenas por parte del estado y de los grupos insurgentes. Esto se explica por el rechazo por parte de los indígenas del conflicto en sí mismo, no importa por cual actor venga. Atacar la idea de la guerra es atacar quienes de esta viven y que con esta se reproducen: la insurgencia y el ejército nacional que vive de los enormes gastos del plan colombia.
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foto de Simone Bruno
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