La storia
non si ferma, né con la repressione, né con il crimine.
Questa è una fase che verrà superata, questo è un momento
duro e difficile. È possibile che ci annientino, ma
il domani apparterrà al popolo, apparterrà ai lavoratori.
L’umanità avanza verso la conquista di una vita migliore.
(S. Allende)
Pubblico qui di seguito l’intervista realizzata dall’amico Mario Casasús, in esclusiva per Clarin.cl, a Guillermo Rivast, giornalista cileno, direttore nel 1973 di Radio Magallanes, che fu colui il quale, disobbedendo agli ordini imposti dalla Giunta Militare, decise di trasmettere l’ultimo discorso di Salvador Allende, l’11 settembre 1973 dal Palacio de la Moneda.
Guillermo Ravest, ex director de Radio Magallanes: “Despercudir la historia es tarea colectiva”
escrito por Mario Casasús
jueves, 11 de septiembre de 2008
Texcoco, México.- El periodista Guillermo Ravest (1927) recibió y puso al aire la última llamada telefónica del Presidente Allende, el 11 de septiembre de 1973, transmitiendo su discurso desde La Moneda: “Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz no llegará a ustedes... Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos”.
A 35 años, el director de Radio Magallanes, entre marzo de 1972 y septiembre de 1973, cuenta en exclusiva para Clarín.cl: “Los aniversarios, son hitos propicios para ayudarnos a limpiar la memoria. Y la tarea no sólo compete a los historiadores, los ‘recordadores oficiales’ según Eric Hobsbawm, sino también a los historiógrafos del día a día que somos los periodistas” .
Desde México, Guillermo Ravest desmiente otra vez a Hernán Barahona, quien de 1989 a 2002 sostuvo una elucubración fantasiosa, atribuyéndose el heroísmo en la difusión de las últimas palabras del Compañero Presidente; todos los antecedentes quedaron demostrados en Rocinante (08/2003) y Clarín.cl (19/02/2007) ambos reportajes publicados como Nota de tapa; finalmente en 2008, durante las comparecencias y veredicto del Tribunal de Ética del Colegio de Periodistas.
MC.- ¿Por qué insistir en la verdad histórica de la transmisión y rescate del audio del 11 de septiembre en Radio Magallanes?
GR.-Llevo veinte años intentando que mi ex partido, en el que milité durante medio siglo, respete la ética y la verdad histórica. No se trata de rescatar honores personales. Quienes posibilitamos que el pueblo de Chile conociera las últimas palabras de Allende fuimos un grupo de casi una veintena de periodistas, locutores, técnicos y trabajadores –en su mayoría comunistas-, que hicimos caso omiso del bando de la Junta Militar. Nos amenazaban que si seguíamos transmitiendo seríamos atacados por tierra y aire. Nosotros cumplimos con nuestro deber de ciudadanos, de comunicadores y de militantes comunistas. Pero hemos sido sostenidamente ocultados y desaparecidos. La alta valoración nacional e internacional de las últimas palabras de Allende, es conocida y coincidente. Si millones de chilenos han luchado todos estos años por hacer imperar la verdad y la justicia en relación a los Derechos Humanos, al valor histórico y político del gobierno de Allende, esta felonía de inventar un protagonista vinculado a esos instantes dramáticos del 11-S -que algunos pueden calificar de ‘historia menor’, desde un restringido punto de vista comunicacional-, tiene que ver con la ética periodística y la ética política. Creo que la memoria de Salvador Allende debe ser honrada sólo con la verdad.
MC.- El 19 de febrero de 2007 publicamos en Clarín.cl los detalles inéditos de las grabaciones del 11 de septiembre, tanto la interferida entre Pinochet y Carvajal, como las últimas palabras de Allende; sin embargo hay quienes sostienen el protagonismo de Hernán Barahona, cuando él abandonó Radio Magallanes desde las 8am ¿qué sucede a partir de su muerte?
GR.- Para mí es penoso referirme a esta situación. Primero, Hernán Barahona, quien actuó por décadas proclamando su leyenda decía: ‘yo fui el periodista que tuvo ese último contacto con Allende, yo ordené grabar, yo salvé el casete con las últimas palabras’, falleció el reciente 15 de junio. Segundo, haber luchado solo contra esta manipulación de la verdad y de la memoria, me sitúa en una posición proclive a las acusaciones de anticomunismo. Los estatutos del PC, en su artículo 76, postulan y estimulan en sus militantes: ‘una moral basada en profundos valores humanos, en la verdad, en la honradez y en la consecuencia revolucionaria’. ¿Cómo se podría calificar a quienes han dado soporte partidario a este falseamiento de la verdad? El deceso de Barahona motivó la reiteración de su fábula. A raíz de ello, la periodista Mónica González reeditó, el pasado 26 de junio, en su prestigiado sitio web CIPER, dos crónicas que escribimos para la revista Rocinante -número 58, agosto del 2003-, junto a quien fuera jefe de prensa de Radio Magallanes, Leonardo Cáceres. Mónica las encabezó con un prólogo del Premio Nacional de Literatura y periodista, José Miguel Varas. En Rocinante contamos fidedignamente lo ocurrido en la emisora hace 35 años. Reiteré el hecho de que al llegar a la Radio Magallanes aquel 11-S-73, alrededor de las 8am, Hernán Barahona ya la había abandonado. En 2003, Barahona, El Siglo y el PC guardaron riguroso silencio. Pero la reedición de esas crónicas en junio fue replicada histéricamente por algunos panegiristas de la falsa leyenda. Todos los involucrados en esta reivindicación de la verdad fuimos sindicados de felones y cobardes, de ambiciosos con afanes de figuración, de escarnecer a un muerto que ya no podía defenderse. Incluso, un deudo del occiso, trató de escudar sus denuestos aludiendo parcialmente al fallo del Tribunal de Ética, TRINED, del Colegio Nacional de Periodistas, que absolvió a Barahona de una evidente suplantación de actos periodísticos, por considerar que su enfermedad le impedía defenderse; un fallo humanitario.
MC.-El 28 de agosto de 2007 interpusiste el citado recurso ante un Tribunal de Ética y Disciplina del Colegio Metropolitano de Periodistas ¿qué respuestas dan los compañeros del PC?
GR.- Envié una réplica a las falsedades y omisiones publicadas por El Siglo, septiembre de 1989, a su director Juan Andrés Lagos, que la desestimó; en junio de 2003 me reuní con dirigentes de la comisión política, incluido Jorge Insunza quien me pidió acatar la versión oficial del PC; envié una solicitud escrita a dos miembros del Comité Central para que la dirección partidaria cesara en su apoyo a una versión falsa de los hechos. En todos esos años Barahona nunca aceptó los llamados telefónicos que le hice para esclarecer su leyenda.
MC.- Después presentaste el caso al tribunal del Colegio Nacional de Periodistas ¿qué hechos confirmaron los dos tribunales?
GR.- Cito textualmente: 1.-“Y es en virtud de estos hechos que no existe antecedente alguno de la presencia del colega Barahona de las 8:30 en adelante en los estudios de la Radio Magallanes el día 11 de septiembre de 1973.” 2.- “Existen antecedentes escritos y testimoniales –que no concuerdan con las versiones de El Siglo citadas- que Guillermo Ravest, en ese entonces director de Radio Magallanes, estuvo a la cabeza de la grabación señalada. Esta situación es avalada por el propio jefe de prensa de la radioemisora en las declaraciones que prestó ante este Tribunal”. Y 3.- “Al escuchar dicho documento radiofónico se puede constatar el aserto de Guillermo Ravest quien interviene con su voz impartiendo órdenes mientras se grababa con el micrófono abierto”. El veredicto salió el 7 de abril de 2008: “dé por ciertos los hechos alegados por el colega Guillermo Ravest”; Barahona, El Siglo y la fracción directiva del PC nuevamente hicieron mutis frente a ambos fallos.
MC.- ¿La muerte lo vuelve inimputable?
GR.- Pese a la tradición de ‘que en paz descansen’, considero que no todos los difuntos son iguales. En la tarea colectiva de despercudir la historia no hay muertos con fuero. Como escribiera Francisco de Quevedo, subsiste el dilema ético: ‘Si callo soy embustero y si hablo, soy calumniador’. Decir la verdad arriesga a quien lo hace a ser tildado de esos dos modos. Es lo que pasará con este examen retrospectivo que hago. Todo lo que califico son afirmaciones y prácticas del propio Hernán Barahona cuando estaba sano y vivo. Ahora habrá que preguntar a quienes participaron de sus falacias, como intermediarios y cómplices, esto ayudará a la memoria y a la salud moral colectiva.
MC.- A todo esto ¿cuál es la versión de Barahona y El Siglo?
GR.- El Siglo, tras haber dejado la clandestinidad, 18 de septiembre de 1989, con Juan Andrés Lagos como director, publica ‘Radio Magallanes: Las ondas que irradiaron histórico discurso de Allende’, entrevista de Guillermo Torres a Hernán Barahona. Con ella se inauguran las falsedades y omisiones. Afirma Barahona: “Eran –creo- las 10:30 cuando sonó el aparato que llamábamos ‘la plancha’ que era para comunicarnos directamente con La Moneda. Siempre se utilizaba un santo y seña para tener certeza con quien se estaba hablando, y autorizar –de esta forma- la salida al aire. Como en esa llamada no se dio el santo y seña, yo no faculté al compañero control para que la emisión saliese de inmediato al aire. Pensando, ahora, claro y sabiendo sólo después lo que estaba ocurriendo al interior de La Moneda, se entiende la ausencia del santo y seña. Yo colgué y no pasaron más de treinta segundos y volvió a sonar ‘la plancha’. Ahora, con el santo y seña y la petición de ‘al aire, compañero’, dí el pase… Minutos después las torres transmisoras de Radio Magallanes recibieron impactos de cohetes… Nos reunimos y tomamos decisiones. Unos se quedaron en las oficinas, que estaban un piso más arriba, otros fueron enviados a la planta transmisora”
MC.- ¿En El Siglo hicieron modificaciones a la reconstrucción de los hechos según Barahona?
GR.- El Siglo, del 14 de septiembre del 2002, otra vez con Juan Andrés Lagos en la dirección, publicó la crónica ‘Cómo se salvaron las últimas palabras de Allende’, por Hernán Barahona: “fuimos la última radio en permanecer al aire. Eso nos permitió transmitir el último discurso de Allende, con Radio Magallanes interferida, técnicamente muy descompuesta. Por eso la calidad de la grabación no es muy buena, pero así salimos al aire en ese momento. Allende dijo sus últimas palabras y estuvimos un ratito más al aire, bombardearon la planta transmisora y se acabó. Intentamos salir con equipos propios. Teníamos una grabadora japonesa Toshiba, con radio incorporada. Entonces…cuando Allende va a hablar, yo digo: ‘esto hay que grabarlo’. Evidentemente, el radio operador con toda certeza lo iba a grabar, suponía yo, pero como había tanto nerviosismo, desorden, opté por lo más sano y grabé en un casete. Una vez grabado lo rescaté pensando en entregarlo a alguien…teníamos un documento político importante… Algunos decidieron quedarse arriba, en oficinas de amigos… Sin decirle a nadie de la grabación, decidí irme con el radio controlador Federico Godoy, arriesgándonos, porque la ciudad estaba cerrada, cercada… Nos fuimos agazapados por los muros… a la casa de Federico Godoy, en Santa Isabel con Portugal… En un momento dije ‘me voy’. Sentía que tenía que entregar el casete… Y me fui a pie, caminando hasta la calle Antofagasta esquina con Bascuñán… sabía que tenía que entregar ese material. Y eso fue lo que hice”
MC.- ¿Qué contradicciones lees en su historia?
GR.- De acuerdo a los hechos históricamente comprobados, la Radio Magallanes nunca fue interferida esa mañana. Su planta transmisora no fue bombardeada; sólo ocupada por soldados y carabineros. Nunca la emisora poseyó otros equipos. La superposición de voces en las últimas palabras se debió a que quedó abierto el micrófono interno. El “esto hay que grabarlo” puede que lo haya hecho Barahona en algún otro lugar de Santiago de Chile. No en la Radio Magallanes. Numerosísimos chilenos también grabaron ese último mensaje, pero ninguno ha reclamado honores por ello. Cuando fue difundida esa alocución de Allende, Federico Godoy estaba en la sala de control ayudando a Amado Felipe, quien lo grabó. Su afirmación ‘nos reunimos’ no pasa de ser un deseo de haber estado en el lugar de trabajo que abandonó. Somos testigos casi una veintena de trabajadores de que en esa reunión Barahona sólo fue un ausente. Nadie del personal de la Magallanes decidió ‘quedarse’ en otras oficinas del edificio. Se infiere que el destinatario de ese casete era su cuñado, José Weibel, de las JJCC actualmente detenido desaparecido. Lo único cierto de esta parrafada es el ‘decidí irme’, lo que hizo solito alrededor de las 8am.
MC.- ¿Quién respaldaba a Hernán Barahona?
GR.- En el año 2003, El Siglo bajo la dirección de Juan Andrés Lagos postuló la fallida candidatura de Barahona al Premio Nacional de Periodismo. Toño Freire en su libro 1956-2006: Testigo de 50 años de periodismo. Refiriéndose a las últimas palabras de Allende, escribe el autor: ‘Las amamos y seguiremos escuchando debido a Radio Magallanes… dirigida entonces por Hernán Barahona, que tuvo la perspectiva profesional de grabarlas para que después se reprodujeran frente a los micrófonos del universo’. Iván Gutiérrez Lozano, es el más sostenido panegirista y difusor de la leyenda autoconstruída por Hernán Barahona. Una entrevista a éste fue difundida, primeramente, el 16 de septiembre de 2003 en la página web Portal de Negocios que dirigía Gutiérrez Lozano, con el título ‘Allende: De La moneda me sacarán en pijama de palo’. Ese texto también fue distribuido a diversos portales electrónicos latinoamericanos y en el Fondo bibliográfico de la Fundación Salvador Allende. Esta misma entrevista fue reeditada el 7 de septiembre del 2005 en el sitio web Crónica Digital, dirigido por Gutiérrez Lozano y en que aparecen como subdirector Juan Andrés Lagos y el propio Barahona como miembro del Comité Editorial. Se repitió en Crónica Digital, ahora con el título ‘Hernán Barahona: El hombre detrás del último discurso de Salvador Allende’, el 15 de enero del 2008, dice ‘su nombre estaba en las listas de los más buscados de Chile’. La lista oficial del bando militar que el 11-S-73 requirió la presentación de políticos, funcionarios de la UP y periodistas ante las nuevas autoridades, no registra el apellido Barahona. El PC lo ungió miembro de su comité central en 1989 y en 1992 director de Radio Nuevo Mundo. Aunque todas las versiones de Barahona fueron ambiguas e inexactas, con motivo de su deceso, el PC afirmó por primera vez, en su obituario oficial, lo siguiente, variando el mito: “Trabajó como reportero en Radio Magallanes hasta el 11-S-73. Grabó en casete la cinta magnética con las últimas palabras del Presidente Allende y las envió a Buenos Aires, Argentina, con la colaboración de la compañera Alicia Vega”.
MC.-Finalmente, ¿quiénes son los verdaderos héroes en Radio Magallanes el 11 de septiembre de 1973?
GR.- Leonardo Cáceres, jefe del Departamento de Prensa; Amado Felipe, jefe de radiocontroladores, secretario político de la base donde militábamos los comunistas de la emisora. No sólo fue él quien puso al aire la postrer alocución de Allende, sino que también con él grabamos alrededor de 40 carretes con sus últimas palabras, fueron entregadas al miembro de la dirección del PC, ya clandestino, Américo Zorrilla; Ernesto Saúl, periodista y escritor de temas de arte, era redactor de textos informativos y del programa noticiosos Bitácora; Jorge Giacaman, locutor, comunista, se mantuvo frente a los micrófonos toda la mañana hasta que silenciaron la emisora; Eulogio Suárez, subgerente, comunista, escritor y poeta. En la primera reunión de pauta del 11-S, minutos después de las 8:00 horas, que sostuvimos Leonardo Cáceres, Amado Felipe, y el jefe de informaciones Ramiro Sepúlveda, acordamos aterrizar las medidas de emergencia adoptadas con anterioridad. Entre otras, enviar un equipo a la planta transmisora ante la posibilidad de allanamiento a los estudios ubicados en Estado 235, a fin de seguir emitiendo. Este equipo estuvo integrado por: Ramiro Sepúlveda, periodista, comunista; Jesús Díaz, periodista recién egresado, comunista; Carmen Torres, periodista quien hacía su práctica en la emisora, la más joven de todo nuestro equipo periodístico; Agustín Fernández, locutor bastante afamado entonces; Sergio Contreras, técnico en comunicaciones, que el Once estuvo a cargo el funcionamiento de la planta transmisora (todo este grupo fue detenido en la planta por los golpistas); Enrique Contreras, periodista que estaba haciendo su práctica en la emisora. Tras haber realizado toda la noche, permaneció en la Magallanes hasta la hora en que todo el personal evacuó la emisora, alrededor de las 1pm. Del personal de la Magallanes ocho de ellos debieron exiliarse en el extranjero para eludir procesos militares. Todos quienes se encontraban en la planta fueron detenidos, primero en el retén de Carabineros de Quilicura y trasladados luego al Regimiento Tacna y el Estadio Nacional en calidad de prisioneros de guerra. Algunos de ellos permanecieron recluidos casi un año. Sergio Contreras fue procesado por tribunales militares y permaneció preso en la Cárcel Pública más de tres años. Radio Magallanes tuvo al 11-S-73 catorce filiales en provincias. La emisión de las últimas palabras a todo el país fue posible gracias a la conexión que manteníamos con la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (Entel). Todas esas emisoras fueron expropiadas por la dictadura. El director de Radio La voz del Sur, Mario Galetovic, y todo el personal de la filial radiofónica en Punta Arenas, fueron detenidos y enviados al campo de concentración en Isla Dawson en el extremo austral de Chile.
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