Luís Alberto Matta, especial para ABP noticias.
Desde los escombros de un bombardeo feroz, y en medio de los árboles destrozados, y de entre las rocas pulverizadas en un cráter humeante, el gobierno de Colombia ha encontrado tres computadores del comandante guerrillero Raúl Reyes, en perfecto estado, léase bien, en perfecto estado.
Como en los cuentos de hadas, las bombas cluster y los misiles fueron muy cuidadosos de no ir a estropear los computadores. Y los computadores de marras, vaya sorpresa, no tenían claves de acceso, y sus archivos no estaban encriptados. Como si se tratara del computador de un colegial, y no el de un experimentado jefe insurgente. Entonces, Reyes no sabía que estaba enfrentado a la maquinaria bélica de un gobierno narco-paramilitar que tiene todo el apoyo de los EE.UU... De ahí, que todos sus archivos estaban disponibles, y expeditos al primer sapo que los abriera.
Y así, abriéndose paso entre los discos duros destrozados, las cenizas y los cables retorcidos, aparecieron por obra y gracia del espíritu santo, varios documentos que comprometen a gobiernos y líderes de la América Latina, en el apoyo directo a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC-EP.
Y que casualidad que el primer implicado, por mera contingencia del destino, es el gobierno del Ecuador. Pero además, y no podía ser otro, el sospechoso de terrorismo es el ministro Gustavo Larrea.
Con esta jugada propagandista, queda claro, que aparte de narcotraficantes y paramilitares defensores de las transnacionales, Uribe Vélez cuenta con expertos en propaganda sucia, y son los mejores en su campo. Al fin y al cabo los contribuyentes norteamericanos, y el sufrido pueblo de Colombia contribuyen a financiar sus planes macabros.
Pues bien, con esto los EE.UU. aprietan las tuercas, y le giran cuenta de cobro al gobierno de Rafael Correa por su negativa a la permanencia de la base militar gringa en Manta.
A través de Uribe, el títere narcoparamilitar de los gringos, los USA organizan una burda provocación contra Ecuador, tratando de distraer la atención, y principalmente, evadir la responsabilidad por la flagrante violación a la soberanía Ecuatoriana.
La precisión del ataque aéreo que costó la vida al comandante guerrillero, deja ciertas preguntas, que apuntan a la participación de mercenarios extranjeros, gringos y/o Israelíes. No por nada, y de tiempo atrás, la insurgencia viene denunciando la presencia de tropas extranjeras en territorio colombiano. Inclusive, se cree, que los Diputados del Valle del Cauca fueron masacrados por un comando mercenario.
No por nada la ultraderecha entronizada en el gobierno de Uribe Vélez, prefiere que los cautivos regresen muertos, a realizar un acuerdo humanitario. Los soldados y policías le importan un comino al gobierno de Colombia, al fin y al cabo son empleados del régimen, que pueden ser sustituidos en el creciente mercado de los sin trabajo y sin futuro.
Y ni que decir de la ex-candidata presidencial Ingrid Betancourt. Uribe odia y teme la posibilidad de que Ingrid se enfrente a él o a uno de sus esbirros, en la próxima justa electoral del 2010. Se sospecha que su plan es asesinarla, antes que permitir su liberación viva por parte de las FARC.
Volviendo al ataque aéreo contra la guerrilla, se evidencia el derroche de alta tecnología militar, y también, máxima experiencia en la velocidad con que se ejecutó el posterior asalto de tropas mercenarias. Los mercenarios remataron a los sobrevivientes ya indefensos, y secuestraron no dos, sino varios cuerpos, y probablemente, según las primeras consideraciones, a uno en particular, aún con signos de vida. ¿Quién? ¿Por qué? No lo sabremos hasta que la insurgencia se pronuncie oficialmente.
Estas actuaciones comprueban que los gringos se lamen por un conflicto regional en América Latina. Por algo han armado hasta los dientes a su títere. Sueñan con un escenario similar al que arrojó la guerra de los seis días en Medio Oriente, cuando los sionistas coparon territorios del Líbano, el canal del Suez en Egipto, y se apropiaron de los territorios sagrados y las fuentes de agua en Palestina.
El presidente Chávez, en mi opinión, debería ser más cuidadoso al hacer sus pronunciamientos. Debe mantener su valiente firmeza, pero sin amenazar, pues los gringos andan desesperados por organizar una provocación contra Venezuela, y cualquier error de cálculo, o decisión apresurada, podría facilitarles su oscuro propósito.
Colombia tiene varias ratas de alcantarilla dedicadas al objetivo de una guerra contra Venezuela. Destaco entre ellas al multimillonario ministro de guerra Juan Manuel Santos, altamente comprometido con la cúpula militar ensangrentada con crímenes contra el movimiento campesino y sindical, y untada de cocaína, a juzgar por los pronunciamientos y sospechas expresadas por el mismo Departamento de Estado de Los EE.UU.
El gobierno de Colombia necesita la guerra, como los retretes necesitan la mierda. Por eso, el peor misil contra el gobierno de narco-Uribe es el de la paz. El asesinato de Raúl Reyes responde al cálculo de cerrar todos los canales posibles que conduzcan a la salida política del conflicto colombiano.
Odian que las FARC tracen caminos de paz. Y acuden a todo tipo de artimañas para detener iniciativas que conduzcan a la reconciliación entre los colombianos. Y lo peor, algunas voces de oportunistas infiltrados en la izquierda, como es el caso del Senador Gustavo Petro, en vez de lamentarse por hechos sangrientos como la muerte del portavoz insurgente para la paz, salen a dar declaraciones contra la insurgencia. Ahí muestra el cobre.
La comunidad internacional queda notificada, que la única paz que le interesa a Uribe Vélez, es la que otorga impunidad a los paramilitares y reviste de protección a los narcotraficantes amigos suyos. A los narcos de medio pelo, los entrega a los gringos para que negocien con ellos su libertad, cambiando de identidad, como no pocas veces se ha denunciado.
Ojalá Barack Obama, o quien sea el próximo presidente gringo, re-direccione el rumbo de la política exterior de los EE.UU. en función de la paz. Colombia clama paz. La insurgencia clama por el acuerdo humanitario para obtener la libertad de los cautivos, incluyendo, los lideres insurgentes injustamente extraditados y juzgados por la potencia extranjera.
Pero no podemos desfallecer. Hay que insistir en el flanco que más le duele a los violentos y los corruptos. El flanco de los derechos humanos y de la paz con justicia social.
Salgamos entonces a marchar este próximo 6 de Marzo. Gritémosle al mundo, que Colombia también tiene entre sus hijos gente consciente, humanizada y comprometida con la paz. Y lo mejor, que no estamos solos. Por ejemplo, En Toronto y otras ciudades del Canadá, hemos recabado el apoyo de iglesias, integrantes de partidos políticos y sindicatos, y activistas por los derechos humanos y la paz.
Nos vemos el 6 de Marzo, unidos en un grito sonoro y ardiente, en la jornada mundial contra el terrorismo de Estado en Colombia y en homenaje a las víctimas.
¡Alzaremos nuestras manos hacia el cielo, para acariciar con nuestro grito solidario con los millones de desplazados a quienes le robaron sus tierras. Evocaremos a los prisioneros, y también a quienes han derramado su preciosa sangre en la lucha. Estará con nosotros la mirada calcinante de los desaparecidos, la memoria indeleble de los camaradas de la UP, y la mirada triste de los lideres campesinos, indígenas y sindicalistas asesinados!
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