El sábado 20 de febrero, en Milán (Italia), miles de personas protagonizaron una combativa marcha en solidaridad con las luchas antiimperialistas de los pueblos del mundo. En esta movilización internacionalista, con una pancarta a la cabeza con la consigna “MUCHOS PUEBLOS, UNA SOLA LUCHA”, se destacó un fuerte contingente de las asociaciones y comités solidarios con los pueblos latinoamericanos, llevando una gran pancarta con el tricolor bolivariano y la consigna “POR LA NUEVA COLOMBIA , LA PATRIA GRANDE Y EL SOCIALISMO”, rodeada por las banderas de aquellos pueblos y sus organizaciones que vanguardean la histórica lucha por la segunda y definitiva independencia de Nuestra América: Colombia, Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua, Honduras, Ecuador, El Salvador, Bolivia, etc.
El mensaje no habría podido ser más claro: estos pueblos de la América bolivariana, cuya lucha alimenta y fortalece sin descanso la esperanza en un mundo más justo y solidario opuesto al sistema capitalista, y los pueblos europeos, condenan mancomunadamente y sin vacilaciones el putrefacto régimen colombiano de Álvaro Uribe Vélez, y su papel de vasallo de los rapaces y guerreristas intereses del imperialismo gringo. Y entienden que la lucha revolucionaria del pueblo colombiano es un factor clave en el proceso de liberación del continente entero, y en la construcción de la justicia social, la paz y el socialismo para todos los pueblos.
Cuando la movilización pasó frente al ilegitimo consulado de Colombia, miles de voces se levantaron condenando y rechazando al gobierno mafioso y paramilitar encabezado por Uribe, el narcotraficante numero 82.
También se rindió homenaje a los estudiantes mejicanos masacrados hace casi dos años durante la operación terrorista internacional ejecutada por el ejército colombiano (con tecnología norteamericana y violando piratescamente la soberanía del Ecuador), al igual que al Comandante de las FARC-EP Raúl Reyes, asesinado en el mismo bombardeo cuando, en su campamento temporal, desempeñaba un trabajo orientado a propiciar el intercambio humanitario de prisioneros de guerra en poder de las dos partes beligerantes.
Sin duda alguna fue una gran jornada internacionalista, que clausurando la “Semana de Solidaridad con el Pueblo Vasco” ha puesto de manifiesto la esencial identidad de objetivos entre todas las luchas antiimperialistas: desde Palestina hasta Kurdistan, pasando por el País Vasco y América Latina, cada victoria, en cualquier parte del mundo, es una victoria de todos los pueblos.
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