Aun la Iglesia excluye siempre más, y las festividades navideñas según Joseph Ratzinger deberían ser prerrogativa exclusiva de los verdaderos cristianos, creo que esas fiestas sean un derecho de todos.
Recuerdo que la iglesia, entendida como templo de culto, sobretodo en el pasado, ha sido, por los cristianos y no solamente por ellos, lugar de acogida y no de exclusión, ha sido la puerta siempre abierta para quienes tenían miedo o frío, para quienes eran solos, para los que no tenían donde ir o simplemente para los que querían sentarse un rato a descansar.
Es esta la cristianidad que respeto. La que acoge en silencio, no la que se veste de trajes de oro y predica.
Por eso FELICIDADES y que todos tengan su Niño Jesús esa noche, porqué eso no es sino que otro nombre de la esperanza, y esa, lo sabemos, no pide papeles de cristianidad.
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